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Abogado, economista y divulgador científico, Eduard Punset acaba de presentar su último libro, 'El viaje al amor' (Ed. Destino), un recorrido a través de la evolución de las especies y la biología sobre ese sentimiento que "nos emociona a todos" y es el "motor de la vida".
bilbao. Una vez se cruzó con una mujer de un rostro perfecto, "denotaba una gran capacidad de amar". Calculó los segundos de los que disponía para llegar al final de la cinta y volver hacia atrás, para abordarla y charlar con ella. No lo hizo, le faltó tiempo. Ahora lo único que conserva de aquella mujer que se perdió en la inmensidad de un aeropuerto son dudas.
¿Cuál es la conclusión de su libro?
Hasta ahora hemos tenido una visión exclusivamente literaria del amor, alejada de la realidad biológica de los homínidos. La conclusión es que el amor es un instinto de fusión con otro organismo para sobrevivir. Así fue hace 3.000 millones de años y así sigue siendo en la calle, en los ascensores y en las comunidades de vecinos.
¿Es una técnica evolutiva para sobrevivir?
Más que una técnica, un instinto. Lo primero que hizo la primera bacteria fue soltar unas sustancias químicas a su alrededor, preguntado si había alguien más porque ella sola no podía. La primera manifestación de un instinto en la historia de la evolución es el amor. ¿No es fascinante? El amor precede al alma, a la diferenciación sexual, a la capacidad de fabricar herramientas y máquinas y a la capacidad simbólica. No hay vida sin amor.
Sin embargo, hay gente que no dispone de esa capacidad.
Hasta ahora no podíamos medirla, salvo por las consecuencias gloriosas o nefastas. Ahora, gracias a la revolución tecnológica, con técnicas de resonancia magnética, podemos medir qué pasa en una mente enloquecida por el amor.
¿Y qué nos pasa?
Cuando el cerebro se enamora se enfrenta a una tarea complejísima. Primero tiene que discernir al individuo de su especie que le conviene, cosa muy difícil. Luego tiene que medir la disponibilidad de este organismo: puede estar casado, vivir en otra tribu, etc. Finalmente, hay que medir la capacidad de amar de esta persona, porque podría ser un psicópata, y ellos carecen de capacidad para amor.
¿Cómo resolverlo?
Para el primer problema, el nivel de fluctuaciones asimétricas de una cara o de un cuerpo, es decir, su simetría, se convierte en el mejor predictor de la salud de un individuo. Una cara y un cuerpo proporcionados están expresando que su metabolismo funciona muy bien y que, por tanto, puede ser la pareja deseada.
¿Y en cuánto a la capacidad de amar?
En el libro proponemos por primera vez, con la ayuda de equipos de psicólogos, un test para averiguar la capacidad de cada cual. Además, hemos descubierto algo muy importante. La antítesis del amor no es el odio, porque los homínidos somos una especie de emociones mezcladas: podemos odiar y amar al mismo tiempo. La antítesis del amor es la capacidad de desprecio. Una persona con una gran capacidad de desprecio es muy difícil que tenga una gran capacidad de amar.
La simetría, más que de un metabolismo saludable, ¿no es sinónimo de belleza?
Los cánones de belleza son universales, en contra de lo que se ha creído durante mucho tiempo, que los adscribían a rasgos culturales. Y no hay mejor símbolo de belleza que un metabolismo sano.
¿Qué ocurre con el desamor?
Uno de los grandes y más recientes descubrimientos de la neurología moderna ha sido descubrir la identidad entre el desamparo del bebé dejado en la cuna llorando y el desamor del adulto.
¿Es lo mismo?
Se activan los mismos circuitos cerebrales, y el adulto tiene las mismas armas que tiene el bebé desamparado. Es decir, ninguna.
¿La atención de los padres cuando estamos en la cuna es fundamental para nuestro desarrollo?
El desamor del adulto depende de en qué medida se desarrollan en el bebé dos sentimientos: la seguridad o autoestima, a raíz de la negociación maternal, y la curiosidad. La curiosidad entendida como querer profundizar en el conocimiento de otras cosas y personas.
Conocer a más gente.
Exacto. De que llegues con cierto rechazo a este mundo adulto o de que, como ocurre con los psicópatas, que llegues con ánimo de destruir.
¿Se puede aumentar la capacidad de amar?
Sí, como disminuir la predisposición a la depresión. La genética define los potenciales, pero el entorno establece si se pueden expresar. En un entorno hostil, amar es más difícil; en uno amable, más fácil.
¿Un clavo quita otro clavo?
La literatura y el arte se han anticipado muchas veces a la ciencia. La neurología moderna dice que una emoción negativa sólo se puede compensar con otra emoción positiva de la misma intensidad.
¿El amor está en peligro?
Quizá cambie nuestro afán de supervivencia, y en vez de diez hijos tengamos sólo uno, pero nadie va a cambiar el amor como instinto. Porque a pesar del apelotonamiento en el que vivimos, la incomunicación es sideral. Necesitamos amor para poder sobrevivir.
¿El amor se equivoca?
Las amígdalas tienen millones de años. Cuando le pregunto a amigos científicos, casi siempre me responden que se fían más del corazón que de la razón. Si voy por la calle y viene un bus, las amígdalas me hacen dar un salto para atrás. ¡Hay tantos casos en que la supuesta razón se equivoca!
¿Somos promiscuos o monógamos?
Depende de la época. Cuando nuestros antepasados se pusieron de pie, la pelvis se estrechó en unos momentos en que estaba creciendo el cerebro. Con un canal cada vez más estrecho para un pasajero cada vez mayor, no había otra solución más que el parto prematuro. La evolución nos enseñó que los niños de las parejas sobrevivían más. De manera que tenemos restos fósiles que indican que la monogamia era lo más habitual. Claro que entonces, el amor duraba entre 5 y 7 años, porque era lo que necesitaba el bebé para valerse por sí mismo.
Entonces, ¿el amor tiene fecha de caducidad?
Yo que tengo cierta edad, me he encontrado con amigos de 60, 70, 80 ó 90 años que estaban muy inquietos porque se enamoraban como si tuvieran 20. ¡Claro! Si el amor es un instinto de fusión con otro organismo para sobrevivir, ¿quién tiene más motivo de enamorarse que una persona de edad que tiene más células degradadas, menos energía y peores músculos que un joven de 20 años?
Cuanto más envejecemos...
... más nos enamoramos. Y eso es algo absolutamente revolucionario para este sector de la sociedad. Pero algunos escritores, como Gabriel García Márquez, de 80 años, también ha constatado que uno envejece cuando deja de enamorarse.
En cambio, afirma que el desafío más grande del ser humano es la convivencia.
Pero un paleontólogo logró convencer a la comunidad científica de que la inteligencia no se ha desarrollado en la soledad, sino en el desafío constante de convivir apelotonados. Primero en grandes asentamientos y luego en ciudades.
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¿Cual es tu capacidad de Amar? Pincha sobre la frase para hacer un pequeño test que puede sorprenderte.
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