El Síndrome de Lipodistrofia engloba varias patologías que sufren los afectados por el V.I.H., que siguen tratamiento con I.P. (= inhibidores de la proteasa) o análogos nucleótidos, medicación muy común, por lo que afecta a gran número de enfermos.
Las 3 patologías de este síndrome-
Lipoatrofia: sobretodo patente en brazos, piernas y rostro. La grasa se desplaza desde estas localizaciones

hacia otras, quedando patente la delgadez de rostro y miembros.
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Lipodistrofia: la grasa corporal se redistribuye, acumulándose a la altura de la charnela cérvico-dorsal (C7-D1) produciendo la denominada giba, que es un acumulo de grasa dura en esa zona, que llega a dimensiones tales, que puede desplazar anteriormente la vértebras afectadas. También se acumula en abdomen.
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Resistencia a la insulina: tanto los I.P. como los análogos nucleótidos “ocupan” el transportador de insulina de la membrana al interior de la célula (Glut-4), por lo que, aunque el páncreas tenga una correcta liberación de insulina, ésta es incapaz de llegar al interior de la célula, por lo que se producen hiperglucemias.
A la larga, el páncreas acaba agotándose, quedando el enfermo insulinodependiente.
Las valoraciones previasHace aún pocos meses que empecé a tratar con afectados por este síndrome con técnicas osteopáticas y, reconozco que al principio, me sentí abrumada. La

mayoría de enfermos se queja sobretodo de la lipodistrofia, tanto por su efecto estético, como por el dolor que puede llegar a provocarles el simple hecho de tumbarse en un sillón a ver la tele. La presión que ejerce la giba sobre la zona cervical baja, se incrementa muchísimo en decúbito supino, siendo imposibles para ellos, por tanto, ciertas posturas habituales en todos nosotros.
La medicina actual propone un solo tratamiento para ello, y es la cirugía (liposucción), con el consiguiente trastorno que ello conlleva para este tipo de enfermos (éste es un debate que podremos retomar en otra ocasión).
Los inicios del tratamientoAnte este panorama, reconozco que comencé a tratar a varias personas, con el único objetivo de que se sintieran atendidos y escuchados, sin demasiada confianza en que las duras gibas que llegué a encontrarme, redujeran su volumen. Aún así consideré muy importante el simple hecho de que una vez a la semana alguien les escuchara y les tocara (acción que echan de menos en demasía).
Una vez superados los problemas de la simple posición en la camilla (simple para cualquiera, pero no para ellos) empecé a tratarlos con suaves masajes superficiales, comenzando en antebrazos, ya que encontré varios casos en que el acumulo de grasa dura empezaba en la zona media externa del brazo. En el tratamiento incluí sobre todo miembro superior, músculos pectorales, deltoides y trapecio medio, cuidando no incidir demasiado en el cuello, debido a las rápidas respuestas vago-vagales que tienen. El objetivo del tratamiento incluía drenaje linfático, vaciamiento venoso y activación arterial, y posterior trabajo articular en la zona.
Encontré en la mayoría de los casos una rápida respuesta hiperemica a nivel cutáneo, por lo que el tratamiento no suele superar los 20 minutos. Llegados a este punto, continúo normalmente con motilidad pancreática (según el caso también esplénica).
Sólo cinco sesiones para observar cambiosHe de reconocer que para mi sorpresa, no han hecho falta más de cinco sesiones para observar cambios claros en la consistencia de la giba. Desde la segunda sesión ya sentían mejoría clara al disminuir la presión sobre C7, (aunque aún no era manifiesta a simple vista) y desaparecer las paresias y parestesias en miembro superior.
En cuanto a la respuesta pancreática al tratamiento de motilidad, he de aclarar que sólo he tenido ocasión de tratar a enfermos que ya son insulinodependientes. Aún así el tratamiento se traduce en un incremento del movimiento general del páncreas, y una aparente mejora del agotamiento que sufre el órgano.
Hay que tener en cuenta que quizás no podemos buscar resultados de disminución de los requerimientos de insulina, ya que el origen del problema no es el órgano en sí, sino la medicación, que impide que el mecanismo celular funcione normalmente. Aún así, la mejora es patente tras varias sesiones.
ConclusiónQuiero terminar este artículo animando tanto a terapeutas como a afectados a probar diferentes terapias alternativas, que nos ofrecen multitud de resultados favorables (resultados que aún me sorprenden positivamente). Sólo hace falta observar, por ejemplo, las mejorías que se están obteniendo con reiki en hospitales británicos.
Por último, no encuentro palabras para mostrar mi agradecimiento a mis pacientes. ¡Me han ayudado a aprender tanto! Una vez más a todos ellos: ¡Gracias!