Muchas veces se ha dicho que la enfermedad aparece cuando no se está en el cuerpo. En esta entrada queremos decir que ese estar en nuestro cuerpo significa escucharlo y entender lo que nos quiere decir en cada momento, porque no deja de hablarnos. Normalmente lo que solemos hacer es simplemente no escucharlo o como oí una vez poner una pegatina en el indicador "check engine" pensando que si no vemos la señal luminosa el coche está bien y no tiene que ir al taller a ser revisado.
Pues eso no es correcto, la señal luminosa nos está mostrando la punta del iceberg, lo que podemos ver desde nuestro punto de observación y es responsabilidad nuestra hacerle caso. También es responsabilidad nuestra el poner la pegatina para no querer ver, y normalmente el que hace esto luego va al médico, cabreado y maldiciendo de los "mata-sanos", deseando que él le cure algo que ya podía haberse prevenido meses, incluso años atrás. En cuanto se oye un ruido sospechoso en el coche, enseguida nos vamos al taller a que lo miren, cuando es nuestro cuerpo el que chirría no pasa lo mismo.
Y por este motivo compartimos aquí un texto proveniente de Liberación de la memoria celular:
- El resfrío "chorrea" cuando el cuerpo no llora.
El dolor de garganta "tapona" cuando no es posible comunicar las aflicciones.
El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.
La diabetes invade cuando la soledad duele.
El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.
El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.
El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.
La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.
Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.
El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.
La presión sube cuando el miedo aprisiona.
Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.
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