Vamos a intentar reproducir, como si de una entrevista se tratase, esta introducción.
Pregunta - ¿Por qué te surgió la idea de hacer un curso de auto-masaje visceral?
Respuesta - Realmente el curso es una suma de diferentes situaciones que iba viendo en la vida y en los pacientes que trataba. Situaciones muy sencillas de corregir, si sabes como, claro, pero que en esas personas se convertían en auténticos desastres que condicionaban totalmente su vida.
P - ¿A qué tipo de situaciones te refieres?
R - Pueden ser a nivel físico, mental o emocional. Yo soy Osteópata, y nos enseñaron que el ser humano es una suma de estos tres niveles. Aunque escéptico, la práctica me ha demostrado que es así. Por ejemplo, una persona que recibe una mala noticia se encorva, tanto su cara como su cuerpo, como intentando integrarla en su ser. Esa persona puede reaccionar y dar el paso para la resolución de la noticia o puede no hacerlo y mantenerla dentro dándole más vueltas. La postura corporal es totalmente diferente en ambos casos.
P - ¿Por qué las vísceras?
R - A las vísceras a veces las llamo “sacos de situaciones”. Anatómicamente son como saquitos que cuelgan de anclajes que pueden ser músculos, huesos o fascias. En esos sacos solemos almacenar situaciones que hemos vivido, tanto buenas como malas. Las buenas suelen tener un efecto constructor mientras que las malas, aunque son también constructoras, construyen defectuosamente.
P - ¿Podrías explicar un poco esto?
R - Pues voy a poner un ejemplo. Un día has quedado con toda la familia como sueles quedar todos los domingos. Es un día como otro cualquiera, y esa costumbre construye tu cuerpo, tu mente y tus emociones de una determinada forma. Pero ese día concreto, después de comer, tienes que salir con algo de prisa. El estómago lleno, y el sistema digestivo en pleno proceso de digerir. Ese día no has masticado correctamente por las prisas, incluso te has bebido varios vasos de agua fría. A parte de tener grandes trozos de alimento en el estómago y de que la temperatura interna es incorrecta, te encuentras con que has disuelto el ácido clorhídrico tan importante para desintegrar algunos alimentos. Hasta ahí, una situación muy común, corregible si tomas conciencia. Pero, la situación continúa, estás en el coche, de camino a donde tienes que ir, la posición sentado en el coche no es la habitual ya que te encuentras con la barriga llena, te apreta, y con el cinturón más aún. Y en ese momento, mientras intentas soltar la tensión del cinturón de seguridad, te encuentras con un stop al que no prestante atención. Aunque conocías el camino perfectamente estabas en “a dónde ibas”, “de dónde venías”, la sensación de falta de aire, etc. Reaccionas. Frenas. Pero el coche que iba detrás ni se había dado cuenta y no logra frenar, te da un golpe por detrás. Después de esto conocemos muy bien lo que pasa: “latigazo cervical”. Pero el problema no son las cervicales, aunque el dolor está ahí. El problema origen es todo lo anterior y lo más probable es que ese golpe, se haya sumado con toda la situación y haya ido a parar directamente al estómago. Cuando sabes eso y movilizas el estómago, dejando salir esa situación que has guardado en el “saco”, por arte de magia dirían algunos, el problema cervical desaparece.
P - Es interesante el ejemplo, pero ¿es siempre por un traumatismo?
R - A veces si lo es, como una gota que colma el vaso. Pero muchas otras son solo repeticiones, como el café de la mañana. Una persona que toma café por la mañana porque si no “no soy persona”, el día que no toma café no será persona. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que estás provocando un gran condicionamiento en tu ser. El café tiene grasas y toxinas y si le añades azúcar blanca, refinada, peor. Estás dictando mentalmente a tu organismo que si no digiere esas grasas, si no elimina esas toxinas y si no asimila ese azúcar no es un organismo útil.
P - Y si no lo hace, ese organismo se convierte en el malo.
R - Exacto. Ahí viene el “mi cuerpo no me sigue”, “mi cuerpo hace lo que el quiere”, y nos convertimos en el yo mental contra el cuerpo que poseo. Cuando hay algo contra algo se puede comparar a una batalla. Un bando contra el otro. En nuestro caso, la mente está en lucha con el cuerpo. La mente culpa al cuerpo de algo que ella misma produjo. El cuerpo intenta adaptarse, a veces con éxito, y a veces no. Por cierto, el término cuerpo está mal empleado. Debería ser el organismo, ya que este término engloba realmente todos los procesos en los que interviene.
P – Entiendo, ¿Qué ocurre cuando la mente y el organismo están en lucha?
R – Pues lo que pasa en todas las luchas. Primero una división y después unas determinadas bajas o directamente un auténtico desastre. La mente está en una posición privilegiada, está localizada en el órgano de control de todo el organismo. Por él pasa toda la información y de él se manda prácticamente toda la información o estímulos. La producción hormonal, la musculatura voluntaria, la información metabólica, etc. Pero el problema es que no es la mente la que hace normalmente esas funciones, sino el órgano en sí. Así que en un determinado momento la mente se encuentra con su propio error. Que está mandando sobre un organismo sin saber como mandar.
P – Esto es muy curioso, ¿podrías explicarlo un poco más?
R – Sí, volvamos al ejemplo del que toma café. Esa mente ha dicho que es necesario el café. Pero el hígado no quiere realmente tener que lidiar con la cafeína, y mucho menos el corazón al que acelera. Para el páncreas, tener que asimilar ese azúcar tampoco le hace mucha gracia, y otros órganos tampoco están muy de acuerdo. El hígado, el corazón y el páncreas saben perfectamente lo que esa ingesta les produce, un sobre-estímulo y una sobre-carga en sus funciones, y se lo hacen saber al cerebro. Pero la mente está ahí, con la idea fija de “el café es necesario”. E intenta convencer a esos órganos que esa es la mejor forma de ser, haciendo su función, con lo que les convence. Están ahí para eso. Esta batalla la ha ganado la mente, y está orgullosa de ello. Pero lo que realmente no sabe la mente es que al forzar la situación lo que provoca es que los órganos a los que ha mandado van “desgastándose”. Como las bisagras de una puerta con mucho peso. Por lo que llegan a un fallo. O también puede ocurrir que los órganos en lugar de comentar diplomáticamente al cerebro la situación de sobre-estímulo no deseado, al encontrarse con una barrera, la idea mental, empiezan a gritar y vociferar. Esto lleva también a un fallo en esos órganos, o las estructuras a las que están ancladas. De ahí vienen algunos de los dolores recurrentes de la espalda, por ejemplo.
P – Creo que ahora podemos entender de que va el curso.
R – Sí, realmente el curso de auto-masaje visceral podría llamarse Encuentros diplomáticos para la reunificación entre mente y organismo, pero quedaba muy largo. En el curso aprendemos sobre el organismo, los órganos, sus funciones y labores, las interacciones entre ellos, etc. Aprendemos a reconocer el lenguaje de los órganos a través del movimiento y las sensaciones que nos da la conexión con ellos, otra de las cosas que aprendemos en el curso. Y sobre todo, a escuchar al organismo. Muchas veces, como ya he dicho, habla, si le escuchas, bien, si no, grita, y si sigues sin escuchar lo que va a hacer es fallar. Esa conexión y escucha es lo que explica realmente la frase de Eckhart Tolle “la mayoría de las enfermedades se cuelan cuando no estás presente en tu cuerpo”. Estar presente no es mandar sobre el cuerpo, es estar presente, y el que está presente, escucha, habla cuando tiene que hablar, y no tu mente sino tú como mente, tú como hígado, tú como corazón, tú como organismo.
P – ¿Como se desarrolla el curso?
R – El curso está dividido en varios talleres para poder asimilar toda esa nueva información y poder ir integrando en nuestra conciencia al organismo completo. Empezaremos con unas generalidades en cuanto a anatomía. Y sobretodo haremos hincapié en la respiración. Mecanismo unificador de la mente y el organismo. La respiración se puede controlar a través de la mente, pero la mente puede aprender mucho de ella. Cuando nos alegramos o nos ponemos tristes la respiración no es la misma. Cuando hacemos una actividad u otra la respiración es diferente. Cuando tenemos miedo o nos cabreamos la respiración cambia, cuando tenemos la barriga llena respiramos diferentemente a cuando estamos comiendo. Incluso comiendo no respiramos igual cuando comemos algo que nos gusta que cuando nos disgusta. Escuchar la respiración y sentirla dentro del cuerpo será el primer paso para la conexión que buscamos.
En el segundo taller nos adentramos en el sistema digestivo, que como bien dice digiere. Y no solo a nivel de alimentos sino también a nivel emocional y mental. Es fundamental saber digerir las situaciones de la vida. Por ejemplo, una indigestión de “situaciones negativas” puede provocar una depresión.
En el tercer taller aprendemos sobre el genito-urinario, la importancia de la eliminación de los desechos y la importancia de los órganos sexuales. El saber recibir y el saber dar. Este taller es muy especial para las mujeres ya que suelen estar muy “cabreadas” con esos órganos que cada mes hacen estragos en su organismo.
En el cuarto taller entramos de lleno en el sistema cardio-respiratorio, pulmones y corazón, lugar muy importante. Son órganos tan importantes que tienen 24 costillas, 2 clavículas, un esternón y 12 vértebras para protegerlos. Y sólo estamos hablando de huesos, si decimos músculos y capas de tejido nos vamos a sorprender bastante.
Y en el quinto taller es un taller de integración de todo lo anterior, de mente-organismo, del estudio del ego, sus mecanismos, su comprensión y observación y dar algunas pautas para darnos cuenta de su presencia.
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jueves, 15 de septiembre de 2011
Introducción al Curso de Automasaje Visceral
Etiquetas: automasaje, conciencia, crecimiento, curso, emociones, mente, órganos, Osteopatia, Osteopatía Visceral, Zentro DELMAS
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1 comentario:
Me parece estupendo.
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