Uno de los
factores más importantes en relación con la salud en nuestra sociedad se está
reduciendo, y es la interacción humana. La estamos reemplazando con
interacciones mecánicas y el aislamiento. El aislamiento destruye nuestra salud
y es precisamente lo que va aumentando día a día. La gente se sienta delante de
sus pantallas y se pierden en las redes sociales, olvidando cómo es el
relacionarse con una persona.
La gente está respondiendo cada vez peor a los tratamientos de la medicina tecnológica, y no es que sea mala, todo lo contrario, es un gran avance, pero necesita ser controlada y usada con moderación. No podemos utilizarla en sustitución de la relación humana. Porque, ¿cuánta ternura y cuidado podríamos recibir de un escáner?
Vosotros sois el antídoto a esta falta de interacción humana, vosotros expresáis amor, y la ausencia de amor perjudica la salud.
Personalmente pienso que la violencia y la compasión (el amor) están inversamente relacionadas. Cuanta más compasión experimentes, serás menos violento. Si puedes usar tus manos en alguien y ayudarle para que se sienta mejor, tu compasión por el cliente crece, junto a vuestro aprecio mutuo, y lo más seguro es que ninguno de vosotros experimente violencia en toda la semana. La violencia y la compasión simplemente son incompatibles en la misma persona.
¿Por qué es esto tan difícil de transmitir? ¿Por qué es tan duro de entender?
Yo creo firmemente en que cada célula, cada molécula tiene su propia conciencia. Podemos comunicarnos con un tejido, con un músculo, con un hueso o con una glándula. Existe una sabiduría interior dentro de cada paciente, y también la vuestra como terapeuta, y estas dos sabidurías se conectan.
El cuerpo del cliente conoce cuales son vuestras habilidades como terapeutas, y él te dirigirá, te enseñará cómo manejarlo. La tecnología punta no contempla el potencial que tiene el cuerpo humano para su autocuración.
Pienso que la compasión es la clase de medicina que necesitamos hoy en día. Vosotros usáis vuestras manos y tenéis vuestras habilidades. Sólo tenéis que pulsar en los bordes, empujar en las fronteras para empezar a experimentar. Es sorprendente como el cuerpo de un cliente puede enseñarnos muchísimo si le damos la oportunidad. Si no habéis aprendido algo de una sesión en particular, es que no habéis tenido una buena sesión. Es así de simple.
Si mantenéis una actitud positiva haréis el bien, a través de los movimientos que estén haciendo vuestros dedos. Si sois conscientes de esto y lo mantenéis, estaréis ofreciendo compasión. Tratad de sentir lo que siente vuestro paciente, tratad de sentir la verdadera compasión.
Parte de la belleza de vuestra forma de trabajar, es que nunca os aburriréis. No hay dos clientes iguales. Cada paciente es distinto, y cada cuerpo tiene una historia que contaros.
Si estáis preparados para escuchar, para dedicar el tiempo necesario, para mantener la mente abierta, puede ser un trabajo muy bello. Llegará un momento en que os sentiréis mejor los días de trabajo que los de descanso.
No dejéis que vuestras intenciones sean a corto plazo, puede que intentéis que pase algo bueno, puede que intentéis que algo malo pase, puede que intentéis que no pase nada. Todo depende de vuestra actitud ese día en particular, así que tened mucho cuidado de dónde esta vuestra mente cuando estéis trabajando.
Intentad ser de ayuda, no queráis dominar y ofreced lo que vuestros pacientes realmente necesiten. Si mantenéis una actitud positiva ayudaréis a vuestro paciente, no importa lo que tenga. Realmente lo haréis.
Sois trabajadores del cuerpo, y tenéis la habilidad de la terapia manual. Daros generosamente y estaréis facilitando la autocuración de vuestro cliente. Estoy convencido que os sentiréis plenos con la práctica de vuestra terapia.
Extraído del discurso del Dr. John Upledger, D.O., O.M.M., en la conferencia para la Florida State Massage Therapy Association, en julio de 2000.
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