La física moderna se enfrentó a la paradoja de que en los niveles más profundos, la materia puede aparecer en forma de pequeñas partículas y también de campo ondulatorio. Estos conocimientos aplicados al cuerpo humano significan, según Abehsera, que de manera correspondiente cada zona del organismo humano representa una acumulación tanto de pequeñas partículas como de formas ondulatorias complejas, p. ej., el hígado en forma de onda.
Estas formas ondulatorias complejas no son directamente palpables a través de las manos, por lo cual la posición de las manos no es determinante. Para establecer contacto con éstas el osteópata crea una imagen holográfica de la estructura afectada (sutura, ligamento, articulación, órgano) del paciente. El osteópata proyecta esta imagen que, en cierta manera, se ha formado a partir de puras ondas de pensamiento, entre sus manos.
A través de esta imagen holográfica, el osteópata puede percibir ritmos y patrones disfuncionales anormales de la estructura en cuestión y corregirlos de acuerdo con los principios terapéuticos como el "punto de equilibrio de tension", técnicas directa e indirectas, etc., aplicados a la imagen holográfica.
Abehsera pudo comprobar que los resultados eran mucho más efectivos cuanto más precisa era la elaboración del holograma. En este nivel de percepción es más fácil registrar e influir sobre la interacción del órgano con otras regiones del organismo. La gran ventaja de este procedimiento es que permite influir sobre el flujo de información entre los distintos órganos.
Cómo conclusión, una frase de Andrew Taylor Still:
Primero anatomía, segundo anatomía y tercero, anatomía.
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Fuente del texto: La osteopatía Craneosacra de Liem Torsten
Fuente de la imágen: Nerd Facts
Más de Abehsera en este blog: Evolución de la Osteopatía - 100 Años de luchas Osteopáticas
1 comentario:
Este diseño esta muy creativo
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