De hecho, una forma bastante sencilla de averiguar si el principio de reciprocidad se cumple o no entre las partes de una relación es a través de un simple experimento mental: si la situación de una de las partes mejorara en ausencia de la otra, tenemos fuertes motivos para suponer que estamos ante una relación parasitaria donde no se respeta el principio de reciprocidad.
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